viernes, 21 de agosto de 2009

LA GUERRA DEL PACÍFICO

La Guerra del Pacífico fue un conflicto bélico que se desarrolló entre 1879 y 1883 e involucró a tres países latinoamericanos: Chile, Bolivia y Perú. Si bien desde la construcción de los Estados en Latinoamérica se sucedieron problemas por la demarcación de límites territoriales, este conflicto fue tal no por la circunscripción territorial en sí misma, sino porque el territorio en disputa incluía zonas ricas en guano, minerales y salitre. Dicho territorio comprende miles de km² ubicados en la región entre el paralelo 23º y el 26º de latitud sur, donde históricamente Chile dominaba hasta el paralelo 23º, mientras que Bolivia tenía como límite el paralelo 26º, más al norte las regiones de Iquique y Arica pertenecían a Perú.

ANTECEDENTES

Luego de la independencia de Bolivia en 1825, Simón Bolívar dicta un decreto donde le otorgaba esta región con costas del Pacífico a dicho país, disposición que atentaba contra la delimitación chilena, pero siendo un territorio sin importancia económica aparente, no generó conflictos.

En 1842 el presidente chileno Manuel Bulnes envía una comisión a la región para estudiar el terreno en busca de guano, minerales y salitre cuyos resultados revelaban importantes yacimientos, con lo cual Chile exigiría este territorio como propio.

El guano es un material muy valioso formado a partir del excremento de las aves costeras que se aplica como fertilizante agrícola y para la construcción de explosivos por sus elevadas concentraciones de fósforo y nitrógeno. Para su formación se necesitan determinadas condiciones biológicas y geológicas presentes en la región costera en disputa, las cuales unidas a su extrema aridez, ha hecho que el excremento de las aves se acumule a través de millones de años.

A mediados del Siglo XIX, el guano constituía uno de los recursos principales para la economía peruana pero su sobreexplotación puso en crisis el recurso y el salitre ocupó su lugar. En las décadas siguientes el nuevo abono se transformó progresivamente en un substituto del guano, cuyos yacimientos comenzaban a debilitarse.

Desde fines del siglo XVIII se conocían las propiedades del salitre como fertilizante, sin embargo es a partir de 1830 que Europa se transforma en un importante mercado. Progresivamente se produjo una vertiginosa expansión de la producción y exportación de salitre fundamentalmente en Tarapacá, Perú. El gobierno peruano vislumbró las posibilidades del producto en una etapa bastante temprana por lo cual solicitó a dos exploradores británicos un relevamiento de los yacimientos salitreros disponibles en la región en el cual indicaron la gran magnitud de la riqueza que podría ofrecer el territorio y la probabilidad, que más tarde sería confirmada, de una prolongación de los yacimientos hacia el sur del río Loa, en territorio aún boliviano. El salitre se extendía a lo largo de la costa situada entre los 19º y 27º grados de latitud sur, incluía a la provincia peruana de Tarapacá, la provincia boliviana de Antofagasta y parte del norte de Chile. El interés se volvió, entonces, hacia la costa boliviana.

Antes de iniciarse la Guerra del Pacífico, más del 50% de las sumas invertidas en la explotación del salitre eran capitales peruanos, chilenos y en siguiente lugar ingleses y alemanes. Hacia 1890 ya finalizada la guerra, alrededor del 60% de la industria del salitre estaba controlada directa o indirectamente por las sociedades anónimas que tenían su asiento en Londres.

La riqueza en salitre que se encontraba en la región de Antofagasta, hasta entonces perteneciente al territorio de Bolivia, como se aclarara anteriormente explotada por capitales extranjeros, provocó grandes diferencias entre ambas naciones, hasta que en 1866 se firmó un Tratado que establecía que el límite entre Chile y Bolivia sería el paralelo 24º, y que los productos obtenidos por la explotación minera y de guano entre los paralelos 23º y 25º serían repartidos equitativamente entre ambos. Sin embargo éste no tuvo mucha vigencia y en 1874 se firmó un nuevo acuerdo estableciendo la renuncia de Chile a los beneficios de la explotación del salitre mientras Bolivia se comprometía a no aumentar los impuestos a las compañías chilenas instaladas en la zona durante 25 años, manteniendo la unión para el aprovechamiento del guano, los metales y el salitre de la zona comprendida entre los paralelos 23º y 24º de latitud sur.

Pero, peruanos y bolivianos tenían en claro las ambiciones de ampliación territorial chilena hacia esa importante zona de depósito de recursos naturales lo cual hacía necesaria una solidaridad mutua. La desconfianza llevó a ambos países a firmar un tratado secreto ofensivo y defensivo en 1873, mediante el cual ambas naciones se apoyarían frente a un posible avance chileno. Intentaron el ingreso de Argentina a la alianza pero las negociaciones al respecto fueron infructuosas.

En 1878 Bolivia impuso una contribución a las Compañía de Salitres de Antofagasta, formalmente chilenas pero de capital inglés, por la exportación de fertilizantes. Obviamente Chile protestó y luego de serias discusiones Bolivia rescindió el contrato. El 14 de febrero de 1879 Chile invadió Antofagasta que contaba con una mayoría de habitantes chilenos. Perú, obligado por su alianza salió en defensa de Bolivia y le declaró la guerra a Chile. Así comenzó el conflicto bélico entre Chile, Bolivia y Perú donde la explotación del guano, los minerales y el salitre, riquezas codiciadas de la época, fueron la causa económica fundamental.

DESARROLLO DEL CONFLICTO

El desarrollo del conflicto se dio tanto en el mar como en tierra siendo el océano Pacífico sobre las costas en disputa el escenario más importante en el transcurso de la guerra. La desigualdad en la cantidad de población y de efectivos del ejército entre los tres países implicados era muy importante, Chile contaba con una cantidad superior de hombres en ambos casos, mientras que Perú se hallaba en segundo término, y por último Bolivia, con una cantidad muy inferior. Sin embargo, en términos de transportes navales, Perú se encontraba en condiciones superiores a Chile. Todo el proceso de la guerra se dividió en varias etapas, donde hubo diferentes combates.

Durante el transcurso de la guerra el progreso de Chile no se vio interrumpido, por el contrario, la contienda estimuló el desarrollo de la industria nacional contribuyendo al financiamiento del ejército.

La victoria de Chile significó la ampliación de su territorio. Por el Tratado de Ancón de 1883, Bolivia debió cederle Antofagasta y Tarapacá, mientras que Tacna y Arica quedaron por diez años bajo su tutela, finalizado ese plazo se sometería a plebiscito para decidir su destino final. Nuevas disputas concluirían con el Tratado de 1929 por el que Tacna quedaría para Perú y Arica para Chile. Bolivia se negó a firmar un tratado de paz, sólo transcribió un pacto de tregua en 1884 a partir del cual el territorio comprendido entre el río Loa y el paralelo 23 de latitud sur quedaría bajo la administración chilena además de franquicias para el comercio boliviano en los puertos de Arica y Antofagasta. En 1904 por medio de un tratado se establecieron las fronteras definitivamente, Bolivia cedió a Chile la provincia de Antofagasta y logró establecer el libre tránsito de mercaderías por dicho territorio.

CONSECUENCIAS

Terminado el conflicto Chile aumentó su territorio, consolidando su presencia en el norte. Durante la etapa posterior a la guerra sus ingresos provenían básicamente de la industria del salitre, aunque el mercado internacional se presentaba muy inestable en este sentido al estar bajo el pleno control de los ingleses. Entre 1884 y 1886 los productores realizaron una alianza para reducir la producción ya que el mercado se había saturado. Sin embargo esta medida no dio resultado, la provincia de Tarapacá impulsó su producción al igual que Antofagasta, alcanzando un gran auge, por lo cual atrajo a importantes contingentes de trabajadores chilenos, bolivianos y peruanos y profesionales y comerciantes europeos, aumentando considerablemente su población.

El término de la Guerra del Pacífico y la reordenación de los territorios disputados, creó las condiciones ideales para que las compañías inglesas y norteamericanas impusieran sus condiciones de explotación a través de concesiones mineras. Asimismo crearon códigos laborales independientes de las leyes nacionales y establecieron regímenes de trabajo y condiciones laborales cercanas a formas de esclavitud, creando su propia forma de pago de los salarios, obligando a reinvertirlos en comercios habilitados por las mismas compañías.

Para Bolivia, este conflicto significó no sólo la derrota de su ejército, sino la pérdida del único territorio que poseía con salida al mar (158.000 km² de territorio con una costa de una extensión mayor a 400 kilómetros, con buenos puertos), por lo cual vive una situación de encierro geográfico hasta el día de hoy. Asimismo le representó un gran deterioro económico al perder la posibilidad de explotación de los recursos naturales de la región: guano, salitre y cobre.

Los intereses extranjeros siempre han estado presentes antes, durante y después del conflicto. En un primer momento la explotación del guano fue el primer elemento de conflicto, donde estaban presentes compañías inglesas, de cuyas ganancias poco recibían Chile, Bolivia y Perú. Luego, la explotación del salitre y de yacimientos cupríferos generó el mayor conflicto entre las diversas compañías al sumarse otras de origen norteamericano. Cuando el salitre ya no resultó redituable las empresas extranjeras abandonaron la región sumiendo aún más a la población en la pobreza.

Desde la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1904, no ha sido posible establecer ninguna plataforma de diálogo que permitan encontrar un arreglo satisfactorio para ambas naciones. Los efectos de la guerra aún perduran y el diálogo entre los países involucrados no excede de los reclamos de Bolivia frente a Chile y a la comunidad internacional para recuperar su salida al mar y los pedidos de Perú de revisión de los límites marítimos.

No hay comentarios: